Me dicen que esta imagen les llegó al celular de algunos
legisladores de izquierda.
¿De qué está hecho el odio a Hebe de Bonafini, ese odio rabioso,
que quiere matarla, eliminarla?
Dejando de lado el odio interno del campo de la militancia
de derechos humanos y trotzkysta, siento que el odio a Hebe que siente mucha
gente cercana, alrededor nuestro, que nos rodea dentro del colectivo, del bar, en
el aula, en la reunión familiar, está hecho del mismo odio a Cristina y a los
peronistas.
Muchos hablan del odio que les causa que Hebe sea una
corrupta. Me permito dudar. Más allá de que la condena de Hebe sea de los
medios que plantan el sentido común, no aparece el mismo odio contra todos los
corruptos.
El odio contra Hebe es el mismo odio que le tenían los
militares y los millones que los apoyaron, no sólo los empresarios y ricos,
cuando apareció durante la dictadura.
Ese odio asesino está perfectamente vivo y es el que
sustenta el estado de cosas hoy.
Es el odio de la reacción. La reacción contra algo nuevo,
que amenaza el estado de cosas actual.
Podemos hablar de ese odio como algo abstracto, pero tiene
resultados bastante reales, como los cientos de indios asesinados por los
militares con las ametralladoras que mandó comprar Sarmiento a tal efecto o un
chico de 14 años torturado hasta la muerte y arrojado desde un avión al Río de
la Plata o un chico al que la policía mató hace 10 días cuando estaba con sus
padres frente a un supermercado, caso extrañamente poco comentado.
Cosas que pasan en este país. El agua que bebemos viene de
ese mismo río donde tiraron al chico.
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