En una época me gustaba el actor Juan Acosta. Me gustaba
cómo actuaba, y que pintara. Ayer lo escuché haciéndose el gracioso en torno a
una anécdota insignificante. También lo escuché secretando odio con un
histrionismo muy malo, demasiado lejos de lo que supo hacer cuando separaba al
personaje de él. No me parece bien que se lo maltrate. Posiblemente no está
bien. Cómo Artaud fue suicidado de, por la sociedad, Juan Acosta parece el
síntoma crudo de algo que no está bien.
¿Cómo se puede apoyar a la continuación de la Dictadura
militar?
¿Es una especie de síndrome de Estocolmo?
¿O es que la mayor parte de la experiencia social de los
argentinos nunca cuestionó realmente las bestialidades demoníacas que se
hicieron ni las razones por las que se hicieron?
Nunca creo que una persona sea blanca o negra. Creo que
tiene una dosis de saber que la Dictadura fue una máquina de asesinatos y
torturas al servicio de gente muy poderosa que vive de triturar a todos los
demás, y también tiene una dosis de negación y de afirmación del autoritarismo
y la violencia.
En nuestros hijos debe haber consciencia de que el tipo de
sociedad que intentó instaurar la Dictadura, y que lo está logrando ahora, hará
miserable e indigna la vida de casi todos.
Deberíamos confiar en eso, en nuestros hijos y resistir y
luchar para que su sentido humanitario, idealista, de justicia y de amor
triunfe.
No soy ingenuo, digo que si nos queremos y queremos a
nuestros hijos, tenemos por delante la lucha.
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