Eran madre e hija, pero eran tan iguales que parecían
hermanas. Eran increíblemente iguales. Hermanas mellizas. Salvo que la madre
tenía la piel menos tersa y la hija era un poco más vulgar. La madre era fina,
con una sofisticación femenina de otra época, reciente, que ya no flota en el
aire pero no pasó hace tanto, y la hija tenía la misma altivez vistiendo una
argolla en la nariz.
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