Conversación con mi padre:
— Hola Viejo.
— Ey, cómo va.
— Todo bien. Feliz día del padre.
— Ja, gracias, gracias. ¿Todo bien?
— Sí. Vos de salud, ¿bien?
— Sé. ¿Vos?
— Medio jodido de la cintura.
— Tenés que hacer ejercicio. Te muestro.
Deja el teléfono en la mesa y me muestra.
Vuelve.
— ¿Viste cómo es?
— Sí. Voy a hacer (hijo mentiroso).
— Bué. Hacé.
— Sí.
— Bué. Chao, después hablamos.
— Chau, saludos.
Mi padre, 84, yo 60.
* * *
Padre chino e hijo argentino. Nos parecemos mucho, pero tenemos una diferencia, gran diferencia de mi parte: la nariz.
“Ustedes, los argentinos, tienen narices importantes”.
* * *
“A mí las fechas me la soban. Son todos inventos para que gastés plata. Ahí van, todos los boludos a comprarle regalos al padre porque alguien inventó que era el día del padre. Para mí no significa nada”.
¡Bravo, campeón del esclarecimiento!
Pero ¿por qué no usás el esclarecimiento para vos, en vez de ser revolucionario en contra de los demás?
Si no te gusta el día del padre, decile a tus hijos que no te lo festejen, pero si tu padre es un boludo que le gusta ser padre, decile Feliz Día.
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