Hoy me levanté escuchando a Silvio Rodríguez.
Cantó esas palabras que me emocionan mucho, “soy un hombre feliz y quiero que me perdonen por este día, los muertos de mi felicidad”.
Siempre me hace pensar eso. Hoy pienso que no es posible soportar la muerte de Jesús.
Pero el mensaje completo es que sí, que lo torturan hasta matarlo. Que lo clavan en una cruz a martillazos limpios, para que se lo coman los caranchos y para que lo vean los otros judíos que se quieren hacer los locos como él, que quieren rebelarse contra los poderosos.
Lo que dicen Marcos, Mateo, Lucas, Juan es que Jesús, su amigo, está ahí, colgado como un animal que han matado.
Y ¿saben qué? Si no pasara toda esa bestialidad, perversa, inmunda, humana, no podría aparecer la fe de que se puede superar la muerte.
Sólo con ese pobre Cristo rebajado a carne colgada puede nacernos la fe de que pese a que nos maten, podemos salir adelante.
Podemos salir adelante por nuestros muertos.
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