Hoy, 17 de AGOSTO recordamos a José de San Martín.
Como pocas veces, es motivo de debate. Este año, tanto después de su muerte.
Me resultan muy alentadoras estas revisiones, el desbronceado para la rehumanización de un prócer y la confirmación de que el pasado sólo existe como la imagen que vemos, pensamos, intuimos, inferimos, con nuestros ojos, nuestras teorías y recursos cognoscitivos, y nuestros intereses de hoy.
Resumo lo que he escuchado en el fin de semana sanmartiniano que hemos tenido.
1. Hay acaloradas discusiones sobre su origen. Los polemistas están a punto de manotear el facón para batirse a duelo. El historiador Chumbita viene asegurando que San Martín fue hijo de un militar español y una criada. Que en los círculos de la clase alta militar lo segregaban por bastardo —entre ellos, especialmente, su suegra—, y que él respondía con carisma. Dicen que era chispeante y entrador, gran compinche jodón y bullanguero. Que hablaba guaraní, porque fue su primera lengua. Diversos centros sanmartinianos buscan a Chumbita para crucificarlo.
2. San Martín fue educado por España y durante 20 años —no durante dos semanas— guerreó para España. Era lacayo del Rey de España. Mató pilas de moros en nombre de la Corona Española. Pero un día, se pasó al bando enemigo. En España lo condenaron para toda la eternidad al lugar más indigno del Infierno, aquel reservado a los traidores.
3. Los directivos de los centros sanmartinianos explican que no traicionó, sino que luchó por la independencia de Argentina. Otros historiadores tan serios como ellos, observan que eso no era posible, dado que Argentina aún no existía. Pero sí existían las colonias americanas. Por eso San Martín hizo un plan con su camarada Bolívar, para liberar todo el territorio, uno desde el sur hacia el norte, otro desde el norte hacia el sur.
4. Otros historiadores se han puesto a pensar en la idea de “liberación”. Les parece un poco rara. ¿Liberarse de qué? ¿Quiénes querrían liberarse, si los que mandaban en América eran españoles? Algunos explican que San Martín pertenecía en España a la tendencia liberal, en parte por influencia de su padre verdadero, un español Alvear, que fue el que lo llevó y le pagó la carrera militar. Los liberales estaban influidos por los principios de la Revolución Francesa, y para ellos, la libertad era liberarse de la monarquía, de la corte de parásitos, e instaurar un sistema republicano. Era más fácil hacerlo en las colonias que en la península metrópoli, y allí tendrían un poder que en España sería muy difícil conseguir.
5. De esta manera, difícilmente se tratara de la liberación de las colonias respecto de España, sino de una lucha interna de toda España, desplegada en el territorio.
6. En las colonias, el poder pasaría de manos de los realistas, fieles a Fernando VII, a las de los liberales, que en parte eran los encendidos por el romanticismo de la Revolución Francesas, jacobinos y demás, y en parte estaban compuestos por los comerciantes, que querían comerciar con Gran Bretaña. La idea de “liberación” le queda grande a esa realidad, y la idea de “revolución” sólo estaba en la mente de Mariano Moreno, Belgrano y San Martín, que querían revolucionar el sistema monárquico para iniciar una república.
7. Finalmente, algunos afirman que a San Martín no le interesaba la política, que era sólo una formidable “máquina militar”. Otros discuten esta idea, sosteniendo que la máquina se dirigía en una determinada dirección, y la decisión de esa dirección es nada más ni nada menos que la política.
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