Mirate en el espejo.
¿Te gustás?
Si te gustás y nada más, no sigas leyendo esto porque no es para vos.
Si te gustas sólo a veces o si no te gustás en absoluto, entonces podrías hacer el paciente y salvaje ejercicio de disgustarte hasta que tu imagen te resulte nauseabunda, y luego hasta que tu fealdad empiece, de alguna manera, a resultarte agradable.
Una vez que llegues a esa instancia, vestiste con tu fealdad.
No la ocultes más, no quieras cambiarte más, no te ignores más.
Eso es lo que hace Takeshi Kitano con su cara maltrecha en un accidente de moto, y es lo que hacía el genial Ulises Dumont.
Y es por eso que resultan magnéticos y no es posible dejar de mirarlos —después de mirar a Brad Pitt durante un rato suspirando de amor, ya se mira otra cosa, pero de Takeshi o de Dumont no es posible apartar el interés. Son hipnóticos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario