Una arremetida de militancia de
base mostró determinación en el proceso electoral y fue un factor decisivo del
desempeño del oficialismo, que consiguió resultados casi milagrosos, tomando en
cuenta que el candidato era el ministro de la inflación y que el sentido común
estaba por completo ganado por la certeza de que todos estábamos muy mal
económicamente.
Ese desempeño de esos militantes
representa un capital político que se suma a la tradición que existe en
Argentina de resistencia a la brutalidad de la oligarquía y de capacidad de
construir un poder más sensato.
El gobernador de la provincia
Buenos Aires tuvo un desempeño excepcional en las elecciones, recibiendo un
apoyo muy sólido, que le otorga un fuerte respaldo en el poder.
No es un poder menor, ya que la
provincia de Buenos Aires es la región más fuerte de la Argentina, con un PBI
que representa el 67.5 % del total del país.
Tiene un crecimiento del 12.3%
encima de la media de Argentina.
Tiene 17, 6 millones de
habitantes, el 39% del país.
Con una superficie de 307.571 km²
es la segunda jurisdicción del territorio macional, sólo por detrás de Tierra
del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, que cuenta con 1.002.445 km²
(incluyendo territorios antárticos e insulares en litigio).
Tiene el mayor número de
establecimientos industriales del país.
Tiene la mayor producción
agrícola y ganadera de Argentina.
La Ciudad Autónoma de Buenos
Aires depende casi por completo de la provincia para sobrevivir.
Entre sus numerosas centrales
eléctricas están las centrales nucleares Atucha I y Atucha II, que abastecen a
las demás provincias de Argentina e incluso a Uruguay, Paraguay y Brasil.
Tiene hermanamientos con Madrid,
Hebei, Moscú, Járkov, México, Fermo, Génova, Gifu, Roma, Shandong, Sichuan,
Renania del Norte-Westfalia y Galicia, entre otras.
Tiene el poder de un país.
Y sin embargo, escucho que en los
medios de comunicación opositores se repite como un mantra: “se la van a ser
muy difícil a Kicillof”.
O sea, el posicionamiento de los
analistas opositores al gobierno de la oligarquía elige quedarse en las
debilidades del gobernador de la provincia Buenos Aires, su vulnerabilidad, el
miedo, la pasividad.
Claramente, el cuadro de líderes
en Argentina hoy es famélico. Ya la militancia electoral es traicionada por la
clase política en estos momentos, y los medios opositores, en lugar de mostrar
un espíritu de lucha para apuntalarla, promoverla, aunque sea acompañarla, la
desechan yendo a menos.
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