Quiero tener tiempo para dedicarlo a las cosas que me
motivan. Y si tuviera muchas cosas tendría que ocuparme de atenderlas y no
podría hacer lo que realmente me gusta. Esa es la verdadera libertad, la
austeridad, el consumir poco. La casa pequeña, para poder dedicar el tiempo a
lo que verdaderamente disfruto. Si no, tendría que tener una empleada y ya
tendría una interventora dentro de la casa. Y si tengo muchas cosas me tengo
que dedicar a cuidarlas para que no me las lleven. No, con tres piecitas me
alcanza. Les pasamos la escoba entre la vieja y yo; y ya, se acabó. Entonces sí
tenemos tiempo para lo que realmente nos entusiasma. No somos pobres.