Para la historia quedaron el pacto de Roca con los ingleses,
el virreinato de España, la frase “relaciones carnales” que coronó medio siglo
de dependencia de los Estados Unidos, el Mercosur y luego el rutilante momento
en que se erigieron Argentina, Chile, Uruguay, Brasil, Bolivia y Venezuela, y
quedará para la historia la relación con China.
Esta nueva relación, que esperamos sea más equitativa que
otras, se fundó en un año que tiene nombre y apellido: Dos Mil Cuatro.
Para construir el cimiento de la relación entre estos, los
países más alejados entre sí del planeta, ese año viajó a China el presidente
Néstor Kirchner y viajó a la Argentina el presidente Hu Jintao.
Una década después llega a la Argentina otro presidente
chino, Xi Jinping. Ese hombre tiene en sus manos mucho más que la vida de 1.300
millones de personas: en su decisión está el equilibrio mundial. En Buenos
Aires podrá hojear la revista dedicada al intercambio cultural con su país,
Dang Dai.
Si mira el último ejemplar, tendrá el número 9, que acaba de
salir, con un paisaje en la tapa en el que se funden Mendoza y Liaoming, de
viñedos con unas montañas al fondo, y sobre las montañas, la Gran Muralla.
El magnífico cuadro, pintado en vino, es de la artista
mendocina Mema Hanon.
Fue aplicado en la tapa por los diseñadores de lujo de Dang
Dai, Diego Fieramosca y Diego Pallanch.
El paisaje es de viñedos porque el tema de este número 9 es
la exportación de vinos finos argentinos a China. Tema inmejorablemente tratado
por Pablo Helman, con columna de Karina Fiezzoni.
En otras notas de cultura empresarial Alejandra
Conconi cuenta cómo labra el entendimiento entre argentinos y chinos
dentro de las empresas y Andrés Ruggeri adelanta algunos
aspectos del encuentro entre legislaciones y tradiciones laborales cuando las
empresas chinas se instalan y emplean argentinos.
Más de entendimiento: Luciana Denardi, Ana
Kuo, Antonio Chang y Gustavo Ng encaran
frontalmente los obstáculos a la convivencia que ocasionan los prejuicios
contra los chinos —y también de los chinos contra los argentinos.
Si Kirchner sentó las bases de la relación con China, hubo
un adelantado que labró el camino en el plano empresarial: Franco Macri.
Para este número de Dang Dai el industrial recibió a los editores en su casa,
donde charlaron y donde Leandro Teysseire planteó una
producción de fotos que también quedará para la historia.
El caso del gigante Cofco, que compró las semilleras que
dominan el mercado argentino, es analizado porNéstor Restivo.
La semióloga Lelia Gándara escribe uno de
los mejores artículos de toda la colección de Dang Dai, dedicado a explicar con
generosidad y rigor, cómo se crean los sinogramas.
Ya metida dentro de la escritura china, la Asociación
Cultural China Argentina presenta caligrafía de sello Zhuanzu, hecha
especialmente por Ana Qing.
Y desde la sabiduría de esos caracteres que han permanecido
los mismos por cinco mil años, los títulos y bajadas son obra de los dos chinos
intelectuales que viven en Argentina: Susana Liu y Pablo
Zhong.
En imágenes, el fotógrafo Nicolás Levín,
sinófilo experto, ensaya con dedicación desmesurada chinos argentinos con
atuendos y situaciones altamente sugestivas.
En otra galería están las oníricas fotos de Ronnie
Keegan, surgidas de noches de trabajo entre Buenos Aires y Shanghai.
Manuel Yomal retrata la vida interior del dragón
y el perro que se agitan y lideran, guiados por Germán Bermúdez, las grandes
fiestas callejeras de China en Buenos Aires. La actividad está ligada al kung
fu, tema que lleva otra nota: Daniel Dottore cuenta su
peregrinación a Hong Kong, adonde fue a aprender de manos de su maestro.
De Hong Kong es también Johnnie To, cineasta genial,
presentado y analizado por Fabián Roberti.
Y a Hong Kong están dedicadas las páginas de cultura
turística, en una nota de Mariana Lafont.
Silvia Abollo, una de las profesoras que más sabe de
cultura y literatura china en Argentina, rescata los dibujos y la propuesta del
dibujante Feng Zikai.
Marcela Fernández descubre dentro de la
explosiva vida interior del pintor Xul Solar las profundas huellas del I Ching
y otros enigmas del mundo chino.
La educación tiene espacio amplio. Por un lado se retrata la
escuela Sin Heng, primer centro de enseñanza de idioma chino en Buenos Aires y
colegio para los chicos de Taiwan, ahora con una carrera terciaria coordinada
porRoxana Huang. Por otro, el primer colegio bilingüe castellano-chino,
en la Ciudad de Buenos Aires.
El arquitecto Hernán Maldonado, genéticamente
marcopoliano, presenta su excepcional, experta y mística mirada de los espacios
de Beijing.
Pietro Sorba, cheff encumbrado, traza una historia de
los restaurantes chinos en la capital de Argentina.
El Museo Nacional de Arte Oriental, en texto de Annush
Katchadjian, presenta una de sus joyas: los botones de los gorros de los
mandarines.
Lina Ji, la voz china de Argentina en RAE,
Radiodifusión Argentina al Exterior, habla también en las páginas de Dang Dai.
Una revista que busca contenido sólido, que empate la eminente
calidad visual trazada por los fotógrafos mencionados, además del maestro Horacio
Paone, con edición de Victoria Schirinian.
La literatura argentina tiene un lugar con una semblanza de
Juan Gelman, quien tuvo (también eso), una larga historia con China. Formidable
nota de Federico Von Baumbach.
Finalmente, la década de la que hablamos al principio,
primera década, años fundacionales, que será rubricados en julio cuando pise
Argentina el presidente Xi, es analizada por los especialistas en relaciones internacionalesEduardo
Oviedo y Jorge Castro.
Podría arriesgarse que estamos, desde que arranca el
milenio, materializando nada más ni nada menos que una propuesta o vaticinio de
otro patriarca de la historia política argentina, Juan Domingo Perón: la Tercera
Posición.
Pero eso será tema de otra edición de Dang Dai. Por ahora,
invitamos a disfrutar de este número.
No hay comentarios:
Publicar un comentario