El señor Roberto,
Roberto, maneja su taxi con prudencia en medio de la ciudad loca. Tiene cara de andino de piedra. Lleva el pelo muy corto, rapado a los costados, bigote ralo y una camisa escocesa de tonos celestes. Levanta a un
muchacho que lleva una mochila pesada. Roberto mira la mochila por el espejo
retrovisor, mientras el muchacho le indica adónde debe llevarlo.
Luego de andar un
tramo, encuentran una calle bloqueada por vallas que está instalando la
policía.
— ¡Uh, ya están
cortando! —dice el muchacho.
— No se puede andar,
en todas partes cortan —se queja Roberto.
— Es por la marcha
del Día de la Mujer, mañana. Me toca cubrirla, soy fotógrafo.
Roberto entiende
que en la mochila lleva el equipo de foto.
— El Día de le
Mujer —dice Roberto.
— Sí —dice el
fotógrafo.
Y desde entonces andan
en silencio, buscando las calles que pueden tomar para ir adonde se dirigen.
Nada se dicen ya.
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