De Jacques Brel
Lleno de nervios
el tipo dice “Madre mía, acá está, llegó el momento, razá por mi salvación:
Mathilde volvió”.
A Bougnat, el
pelado del bar, le dice que guarde el vino
Porque lo va
beber sin ganas
A la María le
dice “a lo mejor vamos a tener que cambiar las sábanas”
Porque Mathilde volvió.
A los amigos les
pide que no lo abandonen
Porque “esta
noche vuelvo al combate”:
La maldita
Mathilde está acá.
A su corazón le
dice que no se emocione,
Que se haga el
distraído
Que deje de
repetirse
“Mirá que ella está
más hermosa que antes del verano”.
Que deje de golpear,
el corazón,
“Recordá que fue ella
la que te destrozó”
La Mathilde que
volvió.
No puede más, el
tipo.
Ahora le dice a
sus manos que descansen tranquilas,
Que no es más que
un perro que vuelve al pueblo.
“Manos no golpeen,
así, cualquier cosa”
Les dice “dejen de
temblar manos,
¿recuerdan cuando
yo lloraba sobre ustedes?
Ahora está de
vuelta”
Le pide a sus manos
que no se abran
A sus brazos que no
se estiren
Hacia esa Matilde
sagrada que está ahí
Y ya se quema, y
le pide a la madre “Madre mía, no recés más”
Porque no hay
remedio, el Jacques de la madre ya está de nuevo en el infierno
“Mathilde ya volvió
a mí”
Le pide a Bougnat
que le sirva el vino,
¡el de los
casamientos y las fiestas, qué tanto!
Le pide a María
que estire las sábanas.
Porque Mathilde
volvió a mí
Y a los amigos
les advierte que ya no cuenten con él
Y “escupo otra
vez al cielo”, dice.
Porque su hermosa
Mathilde está acá
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