¿Viste cuando te fuiste de vacaciones a un lugar, al que
llevaste para gastar, ponele 600 dólares y ya te estás volviendo y te quedan 50,
pero si te quedaran 40 o 30 los quemarías igual?
Bueno, eso es lo que siento con los años que me quedan.
Hasta hace poco me quedaban infinitos, ahora me quedan como
los caramelos de vuelto que te da el chino del supermercado: no importa cuántos
son.
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