La angustia aparece estos días cuando uno está viendo una
serie, que no es lacrimógena, una hija le pregunta al padre si tiene síntomas
de la enfermedad de la epidemia, el papá le dice “naaa…”, uno identifica que es
el mismo tono con que el papá de uno le resta importancia a sus malestares
físicos, y a uno lo asalta de golpe el llanto, y no puede parar.
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