Lo Yuao, cuyo padre murió cuando él nació, que no recordaba su madre porque lo abandonó cuando murió su padre, no hizo familia.
Tuvo una novia por correspondencia, una chica que vendría de China a casarse con él, pero al cabo de 12 años de noviazgo, ella le anunció que se casaría con un hombre en China. Lo Yuao nunca más tuvo novia.
Siempre estuvo solo. Tenía sus amigos artistas como él, porque se hizo artista, en lugar de formar una familia y de prosperar.
Vivía en un departamentito tan pequeño que no podía recibir de vista más de una persona.
No tenía cocina, sino una mínima kitchenette. Una vez que fui a visitarlo él estaba en cama, enfermo. Fui a prepararle un té y me sorprendió que, siendo un hombre muy pulcro, la kitchenette estuviera tan sucia. Pensé que no tenía a nadie para quien tener la kitchenette limpia. Las personas más íntegras se abandonan, cuando sólo tienen la soledad.
Cuando le serví el té le pregunté si le pesaba estar solo.
Me dijo que sí, pero que no sentía mucha angustia.
— Me entretengo pintando.
Pensó en silencio y al fin me dijo:
— A veces, sí, estoy muy solo. Me siento mal. Entonces me pongo a pensar en algunos amigos que están mal. Algunos están peor que yo. Pienso en ellos, qué puedo hacer para ayudarlos. Así, ya me olvido de mi soledad.
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