¿Hay
mayor locura en que cada conducta sea diferente, sin lógica, o en repetir un
patrón indefinidamente?
Cada día
se me presenta con una impronta propia, como si cada día fuera una persona. El
día resulta lo que yo hago con la realidad, que está impregnada de la
personalidad del día.
Podría
decir que hay días tristes, vivaces, anodinos, cansados, saludables.
Si me
pusiera perspicaz, podría distinguir las sutilezas de algunos días que tienen
personalidades muy ricas.
Así, a
cada día podría ponerle un nombre propio, Elizabeth Morales, Carla Alarcón,
Ricardo Rossi, Mariana Rizo, Juan José Pinto.
Esto es
lo que hizo en una de sus novelas un escritor de ciencia-ficción muy bueno, y
en definitiva es lo que hacen los católicos con el santoral.
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