Un padre, una madre, a veces declama algo contrario a lo que actúa.
"Las personas son todas iguales. No hay que hacer diferencias", le dirán a su hijo, pero el hijo los escuchará decir "es un negro de mierda".
¿Qué aprende el hijo?
Uno. Que la gente es diferente. Unos son superiores a otros. Nosotros somos superiores a los negros de mierda. Hay que odiar a los negros de mierda.
Dos. Que se le miente a los hijos y a otras personas.
Tres. Que lo están sometiendo a una psicopateada, ordenándole que haga lo contrario a lo que ellos hacen, mientras le juran que actúan de otra manera.
En cuanto imite a sus padres, hará estas tres cosas.
Llevarlas al extremo será una manera de serle fiel y honrarlos.
Ser buen padre, buena madre, en fin, quizás tenga que ver más con la coherencia que con cumplir con la imagen social del matrimonio que no se separa, la mamá perfecta o el gran padre.
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