Sobre el género policial, alguien comparó el estilo de
Sherlock Holmes con la novela negra.
En el primero, las cosas se resuelven en la cabeza. El
detective recolecta datos y los trama en hipótesis. Encerrado en su oficina,
fumando la pipa, sentencia "el asesino es el mayordomo". Stephen
Hawking ha llevado esta figura a un extremo casi inconcebible.
El detective de la novela negra, de algún modo al contrario,
munido no más que de su intuición y una
pistola, lanza su cuerpo a la calle. Allí se entrevera con rubias, millonarios,
whisky, policías corruptos, y en el camino de su investigación da con los
asesinos, que le parten la cabeza a culatazos y a los que quizás atrape.
Una vez mi hija, a quien la física la afligía mucho, hizo
este descubrimiento: "yo pensaba que había que saber todo para poder
resolver los problemas; ahora sospecho que se aprende en el intento de
resolverlos".
Entre muchos, estos dos estilos del género policial, parecen
dos estilos de vida.
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