Justamente la noche anterior a que se recuperara el nieto de
Estela de Carlotto, uno de los lectores de la Biblioteca Retiro, que hacemos
funcionar en un Parador Nocturno al que concurren personas que no tienen dónde
dormir, le dijo a uno de nosotros que conocía a Estela de Carlotto. El de
nosotros, el Negro Ibarra, conocía su caso: cuando era bebé lo secuestraron con
su mamá. Charlaron del asunto de los chicos desaparecidos y el Negro recordó
una canción de El Sabalero, Angelitos. Es una canción que le ha conmovido el
alma los últimos 30 años; nombra uno por uno a los chiquitos uruguayos robados
por los militares. Y este muchacho es uno de los nietos.
Igual que me cuesta escribir ahora, en ese momento al Negro
se le hizo un nudo en la garganta y no pudo seguir hablando. El otro,
acostumbrado a estas situaciones, se hizo cargo y sacó el tema de lo que hace
falta para poder instalar el nuevo mueble que nos han regalado para esta
Biblioteca.
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